Cuento Sobre Igualdad de Género
Siempre que le toca reunirse con el presidente de la empresa, Marta tiene que luchar con su negativa a incluirla en las reuniones con el principal cliente. Ella no entiende por qué. Aun cuando Arturo fue quien la buscó para contratarla y ponerla al frente del proyecto más importante, al cabo de unos meses, la actitud de él hacia ella, había cambiado totalmente.
La empresa ha sido creada recientemente. Toda una aventura ante la fuerte crisis económica que embarga al país. Aunque había pasado por momentos difíciles, Arturo es un hombre con mucha confianza en sí mismo. Gracias a su don para las ventas y unos buenos contactos, había logrado colarse por los pasillos de una gran multinacional, dispuesta a invertir en sus proyectos.
Finalmente, el éxito había llegado a la vida de Arturo. Se sentía orgulloso de sus logros y comenzó a ganar buen dinero. Más del que había ganado en toda su vida. Pero a partir de ese momento, algo cambió en él. Al principio Marta no le daba mucha importancia. Sin embargo, después de unas cuantas reacciones desconcertantes, ella se dio cuenta de que algo no andaba bien. El comportamiento de Arturo comenzó a cambiar, especialmente hacia las personas que conocía de siempre. Arturo se sentía triunfador, poderoso. La testosterona se había apoderado de su cuerpo, y también de su cerebro.
SER no es lo mismo que PARECER
Es como si quisiera que no lo reconocieran más. Que nadie se enterara de que en alguna época de su vida, había sido un asalariado a quien le costaba llegar a fin de mes. Arturo siente desprecio por sus orígenes. Nació y creció en medio de muchas carencias económicas. Ahora gasta el dinero de forma inconsciente como para convencerse a sí mismo de que ya no lo necesita. Desprecia su vida pasada. Se desprecia a sí mismo, por venir de donde viene y por ser quien había sido. Todas las personas que forman parte de su pasado, pagan las consecuencias.
Para Marta, lo más difícil no es salir adelante con los proyectos de gran complejidad ni la tarea de control financiero. Tampoco lo son las constantes exigencias de los clientes o la difícil gestión de los recursos humanos. Lo más difícil es lidiar con los chorros de testosterona que inundan el cerebro de Arturo. Él actúa de forma tal que no quede duda sobre lo diferentes que son: género, nivel económico, nacionalidad, posición laboral.
Arturo es un hombre de mediana edad (más cerca de los 60 que de los 50) y se siente en la plenitud de su vida. Ante la llegada del éxito económico, quiere volver a tener 40. Para ello, ha cambiado de mujer, de coche, de dirección postal, de peso y de marca de ropa. Pero aun así, se siente frustrado porque hay cosas que no puede cambiar. Tal vez pueda disimularlas pero no cambiarlas. Por eso se empeña en anularlas: su familia (madre, hermanas, mujer e hijas), sus empleados, sus socios. Arturo quiere ser el único, el mejor, el que tenga la última palabra.
Sigo siendo el REY
Sin embargo, se siente retado por Marta. En más de una ocasión se lo ha dicho abiertamente. No es que Arturo le tenga miedo. Hay veces en que Marta le envía una comunicación para solicitarle algo. Lo habitual dentro del mundo laboral. Eso sí, ella lo trata con informalidad y eso le molesta muchísimo a Arturo. Él le exige formalidad porque ya no están en el mismo nivel y eso se lo hecho entender a Marta de forma explícita.
Marta, al darse cuenta de ese detalle, tuvo que cambiar de estrategia en su trato con Arturo. A ella le resulta chistoso ver como Arturo disfruta de su rol de hombre dueño de empresa. Durante las reuniones de trabajo, se hincha de orgullo al ver a todos sus empleados alrededor. Marta en cambio tiene que justificarse constantemente, soportar y sonreír. Ser fuerte de forma disimulada. Ella no tiene interés en competir con Arturo. Tampoco quiere condescendencia.
Ella, como la mayoría de las mujeres, desea un trato profesional en igualdad de condiciones. Marta considera que las diferencias entre los hombres y las mujeres son deliciosas. Ser diferentes es genial pero cuando eso se traduce en un trato injustificadamente desleal, especialmente en el ámbito laboral, se convierte en abuso de poder.
#historiasporlaigualdad
El ámbito profesional está lleno de historias de misoginia. Esta historia ha sido escrita para el concurso #historiasporlaigualdad que patrocina Zenda en ocasión del Día Internacional de la Mujer.
Según una encuesta llevada a cabo por Ipsos MORI, una de cada cinco personas en todo el mundo piensa que las mujeres son inferiores a los hombres y deberían quedarse en casa, y que los hombres son más capaces tanto en el trabajo como en la educación.
ONU Mujeres ha declarado que existe una brecha salarial de género de un 24% a nivel global y lo ha descrito como “el mayor atraco” a las mujeres
Finalmente, el Foro Económico Mundial afirma que hombres y mujeres no alcanzarán una igualdad económica en los próximos 170 años.