Desde que era niña, el siglo XXI parecía lejano e inimaginable. Mi niñez, mi adolescencia y buena parte de mi vida adulta la he vivido en el siglo XX: fotos de papel, teléfonos fijos, enciclopedia británica, televisor con antena, amigos del barrio, cuadernos, lápices, cassettes y muchos discos de vinilo. Viví el Walkman y el Betamax pero no existían móviles, ni internet, ni TV por cable, ni Google, ni Facebook, ni Spotify y los ordenadores eran máquinas utilizadas solamente por gente muy inteligente. Fue apenas en mis últimos años de universidad que empecé a trabajar con computadoras y muchos años más tarde tuve mi primera laptop y mi primer móvil.
En pocos años la música se volvió digital, el teléfono se volvió digital, la televisión se volvió digital, la fotografía se volvió digital, la vida social se volvió digital, el trabajo se volvió digital, el conocimiento se volvió digital es decir, casi toda la vida la vivimos online. Cada vez más.
Se está produciendo una transformación social en el seno de estas redes. Hay que llevar la tecnología a todos los ámbitos de la sociedad, porque fomentará la competitividad de las empresas y la formación de las personas. Sólo haciendo que la comprendan podremos conseguir que la adopten en su día a día. Acompáñenme en esta aventura digital.